Juan Pablo II. Funerales con historia

Juan Pablo II: Su vida y su muerte

El día 8 de abril de 2005 se celebró en la Ciudad del Vaticano el funeral de estado por la muerte del Papa Juan Pablo II. Juan Pablo II, cuyo nombre era Karol Józef Wojtyla nació en Polonia el 18 de mayo de 1920. Tras una larga carrera en la iglesia fue nombrado Papa el 16 de octubre de 1978. Su pontificado duró hasta la fecha de su muerte en 2005. Este periodo supuso un giro en la política de la Iglesia católica. Pero lo que hizo más importante su pontificado fue la cercanía que intentó, y consiguió, con los fieles.Un ejemplo de su actividad es que a lo largo de su pontificado visitó la friolera de 117. En estos  países  realizó decenas de misas multitudinarias.

Características del pontificado de Juan Pablo II

A nivel político su mandato tuvo dos líneas principales. La primera de ellas fue su anticomunismo declarado. Esto quizás por lo que conoció en su juventud en su Polonia natal. Luchó intensamente contra la conocida Teología de la Liberación en Sudamérica. También ayudó a la desaparición en toda Europa oriental del bloque soviético hasta su definitiva desaparición.
La segunda línea básica fue la de establecer lazos con otras religiones. En algunos casos restableció relaciones que hacía siglos que no existían como en el caso de la Iglesia Ortodoxa Oriental. Aunque menos conocida por su repercusión también estrechó lazos con el Islam, el judaísmo o la Iglesia anglicana.

El funeral de Juan Pablo II

Yendo ya a su funeral se produjo seis días después de su muerte el día 2 de abril de 2005. Fue un funeral multitudinario. Se calcula que en la Plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano y sus aledaños se congregaron más de 300.000 personas. Fue necesaria la colocación de pantallas gigantes para que muchos de ello pudieran observar la evolución de la ceremonia.

Acudieron líderes de más de 200 países de todos los continentes, el primero en llegar el presidente de los Estados Unidos de América George W Bush. Por parte española acudieron los reyes Don Juan Carlos I y Doña Sofía, el presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, el ministro de asuntos exteriores Miguel Ángel Moratinos y el líder del PP Mariano Rajoy.

Las medidas de seguridad fueron también excepcionales, siendo el operativo compuesto por 15.000 policías de diversos cuerpos de seguridad

Ceremonial en el funeral de Juan Pablo II

La ceremonia central de este funeral fue la misa celebrada en la Plaza San Pedro el citado día 8 a las 10 de la mañana cuando un féretro de madera de ciprés a hombros de los sedarios del Papa. Antes de esta misa se colocaron los restos mortales en el ataúd. El ataúd fue sellado en presencia de importantes personalidades eclesiásticas. Los más importantes fueron los cardenales Eduardo Martínez Somalo (Camarlengo de la Santa Iglesia Romana), Angelo Sodano, Joseph Ratzinger (decano del colegio Cardenalicio y principal colaborador de Juan Pablo II), Camillo Ruini (Vicario de la diócesis de Roma y otros más. Sobre el rostro del Papa se colocó un velo blanco. Posteriormente se roció el cuerpo con agua bendita. Se introdujeron en el ataúd diversos objetos como una bolsa con medallas acuñadas durante su mandato y un tubo de plomo con el original del Rogito.

Su inhumación

Tras la misa se trasladaron los restos mortales del Pontífice a las grutas vaticanas. A las grutas entró por la conocida puerta de Santa Marta. Allí el Camarlengo presidió el último acto de sepultura. En ese momento se ató con lazos rojos donde se cuñaron los sellos de diversas oficinas pontificias. Se colocó este ataúd dentro de otro mayor de zinc que fue soldado y cerrado cuñándose con lo mismos sellos. En la tapa figuraban la cruz y el escudo pontificio.

Los funerales de todos los papas son actos con una liturgia muy ordenada. Una institución con una historia tan extensa y conservadora tiene totalmente contemplados casi al segundo todos los actos de estas ceremonias. Cada uno de los cargos de la dirección de la Iglesia en el Vaticano tienen su función.Estas funciones en unos casos son para proceder a la sepultura en otros para certificar que todo se hace bien. En este caso si exceptuamos la multitudinaria misa de la Plaza de San Pedro al resto de los actos solo acuden un número muy limitado de personas.

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