Hijos y padres. Diferencias entre el duelo de adultos y niños.
Hijos y padres no son iguales.
Hijos y padres vivimos el duelo de una manera diferente. Aunque desde el punto de vista de los adultos la muerte de un ser querido se intenta suavizar para los hijos sea cual sea su edad en realidad nos equivocamos en múltiples ocasiones. Los niños hasta la adolescencia viven a su manera el duelo.
En nuestro blog hemos tratado el duelo individualmente en cada edad. Tanto para niños como para ancianos. Incluso hemos hablado de como podemos ayudar a alguien que este en este proceso.Pero hoy en este artículo me gustaría plasmar para que los comparéis las diferencias entre duelo infantil y adulto, no lo vivimos de la misma manera.
Hijos ¿Que influye en su forma de vivir el duelo?
Hay diversos factores que hacen que un hijo viva de diferente manera el duelo. Vamos a enumerarlas.
En primer lugar su edad. Como vimos en el artículo sobre el duelo infantil en cada etapa de la vida de nuestro hijo su capacidad de percibir lo que pasa en su entorno es diferente. Por ello no es lo mismo la muerte de un ser querido a los 3 años que a los 12. Hay que tenerlo en cuenta.
En segundo lugar debemos saber cual era la relación del niño que el difunto. Si un niño pierde a una persona que es referencia para su vida diaria es diferente a que pierda a alguien con el que apenas tenía contacto. No debemos por ello tratar el tema en función del lazo familiar del hijo con la persona fallecida, sino en función de su relación con esa persona.
¿Con que recursos contamos para poder ayudar al niño? Con eso nos referimos tanto al tiempo que podamos dedicar a prestar atención al menor como a la posibilidad de contar o no con ayuda profesional en caso de necesitarlo.
Por último debemos saber con que clase de niños tratamos. Más allá de la edad de nuestro hijo debemos tener en cuenta como ha vivido anteriormente otras experiencias que puedan resultar parecidas. Intentemos acordarnos de como ha vivido otro tipo de frustraciones o pérdidas que no necesariamente deben ser una muerte.
Hijos y padres. Diferencias en el duelo.
Una vez que ya hemos visto cuales son los factores a tener en cuenta, vamos a ver una a una algunas diferencias entre el duelo de padres e hijos.
El ritmo de vida de padres e hijos.
En la actualidad la vida diaria de los niños es muy dinámica. Además de las horas escolares que deben realizar cada día se suman otras actividades. Durante la edad infantil hoy en día se realizan múltiples actividades extra escolares que mantienen a nuestro hijo ocupado. Todo aquel que tiene hijos sabe que tras las horas lectivas realizan estudios de algún idioma, algún deporte o quizás otra actividad.
A medida que el niño se hace mayor la revolución tecnológica que vivimos en el siglo XXI y que está al alcance de cualquiera también influye. Hoy cualquier niño está relacionado con sus amigos y conocidos a través de redes sociales. Viven de otra manera la relación con sus semejantes. Este hecho hace que ocupen también mucho tiempo en ello y no en pensar en otras cosas. Puede ser un factor positivo en su evolución durante el duelo. Los adultos tendemos a encerrarnos en nosotros mismos para sufrir la experiencia del duelo.
Hijos y la duración del duelo.
Una de las consecuencias que se esperan durante la evolución del duelo es que finalmente tanto padres como hijos y todo aquel que haya perdido a un ser querido vuelva a tener una vida diaria «normal». Los niños, en parte debido a todas las actividades que hemos comentado antes, lo hacen con gran facilidad.
Por esta razón su etapa de duelo suele ser más corta que la de un adulto. Que un padre o una madre este con su hijo e intente sustituir lo más pronto posible las necesidades que antes cubría la persona desaparecida consigue que el niño no pierda la percepción de normalidad y continúe con su vida.
Mantener las rutinas cada día.
Esta diferencia conecta con el párrafo anterior. Mantener las rutinas para un hijo no consiste en no cambiar nada para que todo siga igual. Por el contrario se trata de adaptarse a la nueva realidad para continuar con nuestra propia realidad. Los adultos en muchas ocasiones lo que pretendemos es que nada cambie. Es evidente que esto no puede ser así. Ha desaparecido una persona de nuestro entorno. Una vez que hemos pasado la primera etapa de shock que se produce durante el velatorio en la funeraria y el entierro en el cementerio en la incineración hay que reaccionar.
Debemos conseguir que nuestra vida continúe sin una persona muy importante. En eso consiste el proceso de duelo.
Hijos y padres ¿Cómo expresamos el duelo?
A veces nos puede parecer a los adultos que los menores han olvidado a la persona desaparecida. Nada más lejos de la realidad. Existe una gran diferencia en como vivimos mayores y pequeños este proceso.
Los adultos disponemos, o al menos es habitual, de la compañía y apoyo de otros adultos. Estos adultos es bastante posible que hayan vivido una situación similar y nos puedan orientar, o al menos apoyar, en estos duros momentos.
En el mundo infantil y adolescente esto no es así. Es posible que algún niño del entorno de nuestros hijos haya pasado por el trance de la muerte de un ser querido. Pero no es lo normal. Esto hace que los que conozcan a nuestros hijos no puedan entender lo que le pasa a nuestro hijo. El retorno a la vida rutinaria se hace así más «fácil».
Esto se favorece con el hecho de que es difícil que un niño mantenga durante mucho tiempo la misma emoción. La vida de un niño o adolescente es mucho más acelerada que la de un adulto. Las emociones van y vienen con mucha facilidad. Por eso puede parecer que se ha olvidado de esa persona fallecida. Pero no es así, el duelo va y viene y eso es bueno sin duda.
¿Nuestros hijos perciben la pérdida como nosotros?
La respuesta es no. Para un adulto la pérdida, y más cuanto más cercana era la persona que se va, es total y global. Que quiero decir, que esa pérdida nos afecta en todas y cada una de las actividades que realizamos durante el día.
Para un hijo, o cualquier niño que pierda a un ser querido, es diferente. La pérdida es percibida en aquello que le afecta directamente en su día a día.
La muerte es un concepto
Un adulto entiende completamente el concepto y consecuencias de una muerte. Para un niño este concepto es muy limitado y volátil. Según la capacidad mental de cada niño lo entiende de diferentes maneras. Así hay que tener en cuenta tanto la edad del niño como sus capacidades mentales de entendimiento.
Hijos y dudas
Nosotros, como personas con nuestras capacidades plenamente desarrolladas, necesitamos a nuestro entorno como apoyo no como respuesta o necesidad de conocimiento.
Nuestros hijos, y cuanto más pequeños más, lo que necesitan de su entorno son respuestas. En ocasiones lo que buscan simplemente es entender que ha pasado y porque. Es muy importante que respondamos a sus preguntas con la mayor sinceridad posible pero siempre teniendo en cuenta sus capacidades.
Esto no solo depende del padre o la madre. Depende de todo el entorno del niño. Todas las personas que por una razón u otra pertenezcan a la vida cotidiana del niño y él considere que deben estar presentes deben responder cualquier pregunta del menor. Guiarle, en cierto modo, durante el proceso.
Hemos visto básicamente las diferencias entre duelo adulto e infantil. Espero haberos ayudado.