Resurrección e historias curiosas.

Resurrección ¿o no?

La resurrección es algo que nos suena más al ámbito religioso que a otra cosa. La historia cristiana de la resurrección de Jesús que sirve para redimir nuestros pecados es algo que aprendemos desde pequeñitos en el colegio o en catequesis cuando nos preparamos para la Primera Comunión.

Pero hoy aquí no vamos a hablar de la resurrección a nivel religioso. Os vamos a contar historias curiosas que tienen que ver con este hecho. El cuerpo humano en muchas ocasiones nos sorprende. Sufrimos un accidente y resiste golpes que parecen imposibles, y ahí seguimos. Quien no ha visto un accidente y un coche completamente destruido y ha visto salir al conductor totalmente indemne o con algunas magulladuras como mucho.

Hoy vamos a hablar sin embargo de falsas resurrecciones, de montajes, de noticias … En definitiva de curiosidades relacionadas con muertes que en realidad son muertes. Veréis como alguna de ellas os sorprende.

Historias médicas de resurrección.

Alberto Cardozo.

Alberto Cardozo era un paraguayo como cualquier otro. Su esposa y él decidieron tener un bebé y a ello se pusieron.

Finalmente la esposa de Alberto quedó embarazada. El bebé llegó prematuramente y fueron rápidamente al hospital para que fueran atendidos madre e hija.

El parto no fue como se esperaba y la criatura fue dada por muerta. Pero a partir de aquí comienzan las sorpresas.

Estando ya en la funeraria se disponían ya ha darle el último adiós. Quisieron despedirse y para ello abrieron la tapa del pequeño ataúd y su sorpresa fue mayúscula. ¡Aquel bebé respiraba!

Además en el hospital les habían dicho

que la difunta era una niña, y allí había un precioso niño.

Por supuesto el enfado de Alberto fue mayúsculo y decidió denunciar la hospital.

Fagilyu Mukhametzyanov.

La historia de esta mujer rusa tiene que ver con hospitales pero de una manera diferente. En este caso si que casi parece una historia de resurrección.

Fagilyu cayó fulminada en el año 2011 por un ataque al corazón. En esta ocasión el ataque si que fue cierto y aunque la señora en cuestión fue trasladada al hospital los médicos lo único que pudieron hacer fue certificar su muerte.

De este modo la familia de Fagilyu no tuvo más remedio que organizar un funeral para dar el último adiós a la difunta.

Pero la curiosidad comienza aquí. Fagilyu despertó en medio de su funeral. Su reacción fue de un susto morrocotudo que el produjo primero un ataque de histeria y en segundo lugar un nuevo ataque al corazón.

Aunque los asistentes al acto la llevaron nuevamente con toda prisa al hospital la historia se repitió. Pero en este caso el diagnóstico médico si que acertó, la muerte era cierta esta vez.

La resurrección de esta mujer rusa duró doce minutos.

Radney el hindú.

Aquí os voy a contar otra historia de hospitales. Radney era un joven hindú. Un día decidió ir a pasear por el bosque y aún no se sabe porque razón quedó inconsciente.

La cuestión es que lo encontraron de esa manera y decidieron llevarlo al hospital de la ciudad de Muzaffarnagar. En este hospital fue atendido por el doctor Pradeep Mittal que ante el cuerpo decidió que había que certificar su defunción.

Como Radney había sido encontrado abandonado en el bosque era necesario realizarle una autopsia para poder saber cual era la causa de su muerte.

Por suerte justo antes de que esta autopsia comenzara el supuesto cadáver despertó ante la sorpresa general y el susto del «muerto».

El doctor Mittal fue suspendido por negligencia y Radney tuvo mucho suerte por dos causas. La primera porque no realizaron la autopsia en vivo. La segunda porque ya sabéis que en La India los funerales finalizan con una pira funeraria así que mejor que seas realmente un cadáver.

Hamdi Hafez al-Nubi.

Una nueva historia de resurrección que no es tal ocurrió en Luxor ciudad turística de Egipto.

Hamdi tenía 28 años en el año 2012 y trabajaba como camarero en un hotel de los que abundan en dicha ciudad. Mientras estaba sirviendo con su bandeja sufrió un ataque al corazón en mitad de la sala.

Los presente creyeron que estaba muerto y no optaron siquiera por trasladarlo al hospital. Fue llevado directamente a su casa.

La tradición musulmana es muy clara en la forma que debe tratarse el cuerpo de una persona desde el momento de su muerte hasta su entierro. Uno de los primeros pasos es el lavado del cuerpo y su preparación para ir al más allá.

Hamdi Hafez al-Nubi no estaba muerto. Cuando estaban en mitad del lavado del cuerpo llegó el médico para certificar su muerte. Lo primero que vió el doctor era que a pesar del tiempo que se suponía que había pasado desde su muerte aún estaba caliente.

Para cerciorarse se acercó más al cadáver y vió que aún respiraba. Así que el cadáver no era cadáver. Aquí no hay resurrección pero si vuelta a la vida.

Muertes inventadas.

A veces se han anunciado muertes que en realidad no son muertes. Tampoco hay resurrección. De lo que se trata es de que alguien ha inventado su muerte por alguna razón.

Noela Rukundo.

Noela era una mujer natural de Burundi a la que las circunstancias de la vida llevaron a vivir en Australia para poder salir adelante.

Cuando ya llevaba unos años viviendo en la isla recibió la noticia de que su madrastra había fallecido. Ni corta ni perezosa Noela organizó con toda celeridad el viaje para regresar a Burundi con el fin de asistir al funeral.

Cuando llegó a su país natal fue raptada. El fin de toda la historia era acabar con la vida de Noela.

¿Pero quien organizó tamaño engaño? Ni más ni menos que el esposo de la señora Rukundo. Este quería finalizar su relación y no encontró otra manera mejor.

Tras días de secuestro los captores, aún no se sabe porque razón, liberaron a Noela. La señora regresó a Australia donde su marido ya había celebrado su entierro.

Noela denunció por supuesto a su marido y este fue condenado a nueve años de prisión.

Zan Deyang.

Zan Deyang es un ciudadano chino. Cuando tenía 66 años decidió organizar su propio funeral para ver que ocurría.

Zan deseaba saber cuantas personas de las que él decidió invitar acudían a su funeral. Zan Deyang tenía razones de peso para ello.

El rito funerario chino exige ciertas acciones que deben ser realizadas por los más allegados al fallecido. Entre ellas visitar las tumbas cada año por ejemplo. Zan quería saber quien se encargaría de ello en su caso ya que no tenía ni esposa ni hijos.

Nuestro anciano chino no quedó muy satisfecho. De las sesenta personas que invitó acudieron cuarenta. Pero otras veinte decidieron no acudir al evento. Para él fue un desastre y decidió dar un susto morrocotudo a los que no habían acudido a su invitación.

Os seguiremos contando historias curiosas como estas porque hay una multitud de ellas.