Incineración. Cada vez más presente.
¿Qué es la incineración?
La incineración es más habitual cada día en nuestros funerales. El perfeccionamiento de esta técnica así como el hecho de que su coste sea menor que el de la inhumación lo hace cada vez más atractivo a la hora de elegir cual es el destino final de los restos de un ser querido.
De hecho en los cementerios se han inaugurado de un tiempo a esta parte zonas, que se llaman columbarios, en las que se colocan las urnas en que reposan las cenizas resultantes del proceso de incineración. Otra palabra que añadir a nuestro vocabulario funerario.
De hecho incluso nuestros animales de compañía y mascotas tienen la posibilidad de ser incinerados hoy en día para recordarlos de la manera que mejor nos parezca.
La incineración no es, ni más ni menos, que el proceder a la destrucción de un cadáver por medio de calor. Para ello, en España, se utiliza la cremación en los llamados hornos crematorios. Pero existen otros sistemas en otros lugares del mundo que más adelante explicaremos.
¿Desde cuando nos incineramos?
La verdad es que la cremación es mucho más antigua de lo que podemos imaginar. La humanidad descubrió el fuego hace miles de años. Este descubrimiento fue un salto importante para muchos hechos de la vida cotidiana del hombre prehistórico.
Bien es cierto que en muchos casos la inhumación de una u otra manera era lo habitual en los seres humanos. Las tumbas podían ser individuales o comunes según épocas y lugares. Incluso existen certificados infinidad de monumentos funerarios que se estudian a lo largo y ancho de todo el planeta.
El Neolítico y la incineración.
Historiadores y arqueólogos sitúan en el arco mediterráneo y el cercano oriente las primeras evidencias de incineración. Nos situamos alrededor del año 3000 A.C. en una Europa poco poblada.
Poco a poco esta costumbre se fue extendiendo a lo largo del continente europeo. Así continuó primero hacia el norte de Europa basándonos en el hallazgo de urnas muy decoradas en Rusia y zonas de cultura eslava.
Ya en la Edad de Bronce llega a las Islas Británicas y más tarde a la Península Ibérica. En este tiempo llegó a ser una práctica muy extendida. Conocidos arqueológicamente son los llamados campos de urnas.
La Edad de Bronce y La Edad de Hierro.
Esta practica extendida desde el Danubio hasta la Península Ibérica en su época de máximo esplendor señala el apogeo de la incineración.
No se trata más que de la cremación del cadáver y la colocación de sus cenizas en una urna. Esta urna solía ser habitualmente de cerámica y decorada con diversos motivo.
Después se colocaba en agujeros excavados en la tierra. Al principio se hacía un pequeño montón, pero con el tiempo el lugar no era señalado de ninguna manera. Al ser colocadas todas en el mismo lugar llevó a la formación de extensas necrópolis.
La cremación en la Grecia y Roma clásicas.
En ambas civilizaciones la incineración fue una práctica muy extendida. Los griegos creían que al quemar el cadáver se purificaba el alma y se la separaba definitivamente de su cuerpo terrenal.
Pero también hay momentos en que el hecho de incinerar tiene un sentido más práctico. Grecia era una civilización en que las guerras entre las diferentes ciudades y con invasores extranjeros eran muy habituales. En el campo de batalla y por motivos de salubridad el quemar a los muertos era lo normal y salvó muchas vidas.
Los romanos, como en muchas otras cosas, son una continuación de la civilización griega. Así pues continuaron y perfeccionaron el arte crematorio. El romano, sobretodo durante la etapa del Imperio, practicaba de forma generalizada la incineración. Las urnas eran cada vez más elaboradas y muchas veces alojadas en columbarios.
Llegó incluso a haber decretos del gobierno que obligaban a la incineración. El mundo romano evolucionó en todos los sentidos a lo largo de su historia. Tanto las urnas como las piras funerarias eran cada vez más elaboradas habiendo verdaderas obras de arte. En el caso de las piras cuanto más poderoso y distinguido era el fallecido mayor era su cremación.
La incineración y el cristianismo.
Pero allá por el año 400 d. C. Roma se convierte al cristianismo oficialmente. La religión cristiana repudiaba totalmente la incineración como destino final del cuerpo humano. Así que desapareció de forma radical.
Desde entonces y durante los siglos posteriores la concepción de la pira cambió radicalmente. Hasta entonces el fuego era una forma de purificar cuerpo y alma en cualquiera de las religiones y pseudo religiones que se observen.
El cristianismo usó la cremación como una forma de castigo contra todo aquel que no adoptara su doctrina. De esta forma todos hemos conocido de una u otra forma la quema por ejemplo de las que se consideraban brujas, pero también de muchos científicos que negaban algunas teorías cristianas respecto a cualquier creencia.
Existía incineración en otros lugares.
Por supuesto otras culturas no abandonaron jamás la práctica de lacremación. Sin embargo esos lugares estaban lejos de la influencia de cualquier vestigio del cristianismo.
Como ejemplo vamos a tomar la cultura hindú. Los hindúes son muy diferentes de los occidentales ante muchas cosas de la vida. Las culturas orientales en general se diferencian de nosotros.
En el caso de la incineración es una práctica habitual en los funerales. El rito hindú de la muerte finaliza con una gran pira funeraria que debe ser prendida por el primogénito, aunque no es obligatorio como le pasó a Gandhi.
La cremación moderna.
La vuelta de la cremación a la cultura occidental ya tiene algunos años de historia.
Se puede situar en 1873, cuando fue presentada en una exposición en Viena una cámara de cremación del profesor Brunetti. El que fuera presentada ya nos señala que se iniciaba cierto retorno a este método. De hecho existía en Gran Bretaña la Sociedad de Cremación Inglesa.
La construcción de crematorios de todas formas se inició en Gotha, ciudad alemana, y Woking en la mencionada Inglaterra en 1878. De todas maneras la primera cremación no tuvo lugar hasta ocho años después en el crematorio inglés.
Incineración en la actualidad.
Desde hoy y hasta nuestros días, a pesar de las oposiciones fundamentalmente religiosas, la incineración a avanzado sin freno.
En los últimos tiempos este proceso se ha acelerado. La razón fundamental que lleva a este aumento de las cremaciones parece ser mayoritariamente económico. La incineración siempre es algo más barata que la inhumación en el cementerio.
Pero también influye que muchas personas en sus últimas voluntades expresan el deseo de que sus restos descansen en algún lugar en especial. La familia decide en ese momento en la funeraria que es lo más adecuado empujada por el fallecido.