Síndromes. Cuando el duelo se torna complicado
Síndromes que se producen durante el proceso de duelo.
Síndromes durante el duelo hay varios. En nuestro blog hemos visto las fases del duelo. También os he mostrado como podemos ayudar a una persona que ha sufrido la pérdida de un ser querido. Por último también hemos visto que no es lo mismo perder a una persona si eres anciano, niño o adolescente. Incluso las diferencias entre adultos y menores.
En todos estos artículos observábamos el proceso de duelo en personas que evolucionan de manera normal durante este proceso. Pero cada uno de nosotros tenemos ciertas características que nos pueden hacer ver el proceso de diferentes maneras.
No somos psicólogos. Acudamos a profesionales.
Existen múltiples factores que pueden hacer que una persona, independientemente de su edad, sufra algún trastorno que obligue a intervenir a un profesional. En este momento me gustaría hacer hincapié en que para el tratamiento de cualquiera de estos síndromes hay que acudir a estos médicos. Todos aquellos que estamos alrededor no podemos intervenir, no estamos preparados. Si nuestra ayuda fuera necesaria se nos indicará. Entonces debemos hacer, Y SOLO DEBEMOS HACER, lo que se nos indique.
Síndromes y duelo patológico.
Duelo patológico es como llaman los profesionales a todo aquel duelo que no sigue las pautas de un proceso de duelo habitual. ¡Cómo podemos definir un duelo patológico? Se trata de aquel duelo en que observamos alguno o todos de estos factores:
- Las reacciones son muy intensas. Esto produce que la persona que lo sufre no se puede reincorporar, con el tiempo a la vida cotidiana.
- La duración del duelo excede el tiempo normal. Evidentemente cuando este proceso se alarga en el tiempo también nos afecta. Todo proceso de duelo debe acabar con una reincorporación a la vida diaria aunque sea de forma diferente ya que un ser querido no está ya.
- Se observan síntomas que no son habituales. Hablamos de alucinaciones, ideas delirantes o pensamientos suicidas.
Puede parecer que no existen muchas personas en este caso. Pero las estadísticas nos dicen que cinco de cada cien españoles que sufren una pérdida son afectados por síndromes durante el duelo.
Vamos a enumerar de forma superficial los más habituales
Síndrome de pérdida inesperada.
Su nombre es bastante aclaratorio. Normalmente se da en individuos que han sufrido una muerte que no estaba prevista. Puede deberse a un accidente de tráfico o laboral por ejemplo. En este caso hablaremos de muerte repentina e inesperada.
Pero también puede ser una muerte inesperada pero no repentina. Pongámonos por ejemplo en el caso de que un familiar sufre una enfermedad. Vamos también a suponer que este familiar es joven. Para nuestra mente a este familiar nuestro no está en un período de su vida en que le correspondiera la muerte. En este caso aunque su lucha contra una enfermedad (pongamos como muestra un cáncer) sea larga, en el momento de su muerte para nosotros será igualmente inesperada. No podemos aceptarla.
¿Cómo detectamos estos síndromes de pérdida inesperada?
En este tipo de síndromes se observan diversas características:
- Estado de shock prolongado. Aunque en cualquier muerte los primeros momentos nos producen este efecto, si sufrimos este síndrome se prolonga más. Esto produce que nuestra reacción emocional no se puede completar correctamente.
- Nos sentimos como fuera de nosotros mismos. Se llama «estado de obnubilación» y es como si estuviéramos en una nube. No reaccionamos a los estímulos externos. Perdemos por tanto el contacto con la realidad que nos rodea.
- Pueden producirse manifestaciones emocionales exageradas. Se trataría de lloros incontrolables, imsomnio prolongad o angustias exageradas.
Síndrome de duelo ambivalente.
Este tipo de duelo se produce en aquellos casos en que la persona fallecida y la que sufre este tipo de síndromes tenían una relación especial. Las relaciones entre ambos debían ser complicadas para que se de este caso. Es frecuente incluso que la persona fallecida sometiera a algún tipo de maltrato o abusos de algún tipo al individuo que queda con vida.
Este tipo de situaciones produce en el paciente que sufre este tipo de síndromes dos reacciones encontradas. Por un lado, como es natural, sufre cierta sensación de alivio. El hecho de saber desde el momento del funeral que esa persona no se acercará más a nosotros para provocarnos sufrimiento produce una lógica sensación de alivio.
Por otro lado el ser humano por naturaleza tiene una sensación de tristeza ante la desaparición de un semejante. Este hecho explica por ejemplo que se coloquen coronas en los funerales para simbolizar el ciclo de la vida, la esperanza de el retorno algún día.
Así pues el síndrome de duelo ambivalente mezcla sentimientos. Tras una primera etapa de alivio le sucede otra más adelante con otras connotaciones. En esta segunda etapa se apodera del doliente el dolor y la desesperanza aparecen de forma muy intensa.
En su cenit puede incluso sentirse culpable de alguna manera y se castiga a si mismo. Lo más negativo de este síndrome es su larga duración y el castigo que se inflige esa persona a si misma.
Duelo crónico
Estos síndromes son los más habituales entre los pacientes tratados durante el duelo. En este caso lo que sucede es que una persona se estanca en alguna de las fases del duelo y no avanza en el proceso. La consecuencia final es que la persona en cuestión alarga su duelo en el tiempo más de lo deseado y recomendable.
En cuanto al tema de la duración del duelo hay que tener en cuenta que no es lo mismo el duelo en la cultura mediterránea, anglosajona, hindú o judía. Algunas consideran un tiempo mayor y otra menor.
En nuestra forma de ver el proceso de duelo, y según los expertos en el tema, todo aquello que nos lleve a exceder los dos años en el proceso de duelo es perjudicial para las personas.
Pena mórbida.
Este tipo de síndromes tiene también unas características específicas que lo hacen patente. En aquella personas afectadas por pena mórbida lo que se observa es una intensificación extrema del duelo. Como consecuencia la persona niega el hecho de la muerte y se siente desbordada. No vuelve a conseguir reanudar una vida cotidiana real y permanece en estado de duelo permanente.
¿Cómo observar los síndromes?
Si estamos ante una persona que puede sufrir alguno de estos síndromes debemos observar alguno de los siguientes factores.
- La duración en el tiempo es excesiva. Como ya hemos dicho los psicólogos no recomiendan más de dos años en este proceso.
- El shock inicial que se produce en el duelo se alarga en el tiempo más de tres semanas.
- No existe contacto con la realidad. La persona que sufre un proceso de duelo no responde a los estímulos que se producen a su alrededor día a día.
- Una de las fases de duelo produce una sensación de negación o culpa. Si esta se extiende más de seis meses hay que acudir a un profesional.
Estos son los principales síndromes que existen. En posteriores artículos los observaremos con más profundidad.