Ancianos y el duelo. Claves para entenderlo

Los ancianos hoy en día

Con la esperanza de vida actual es lógico que los ancianos sepan afrontar con mayor entereza la pérdida de un ser querido.
A lo largo de su vida los ancianos de nuestros días han debido afrontar multitud de pérdidas. El duelo en los ancianos es otra etapa más.

Las pérdidas de los ancianos

El resto de los adultos no nos hemos dado cuenta, pero el anciano ha sufrido las siguientes pérdidas muy importantes para él o ella:

  • La pérdida de su capacidad física: en mayor o menor medida su energía, sus sentidos, sus músculos tienen mucha menor capacidad.
  • La pérdida del trabajo: muchos de ellos viven la jubilación durante muchos años. Deben aprender a vivir de nuevo una vida diferente de la que han conocido, adaptarse.
  • La pérdida de la memoria: Cuantos hemos oído decir «de cabeza está genial». Esto significa que lo vemos totalmente despierto mentalmente. Pero en otros casos no es así. Todos han perdido una parte de su agilidad mental. Mayor o menor.
  • La pérdida de relaciones sociales: Poco a poco todas las personas con las que han mantenido relaciones van desapareciendo. Amigos, familiares, vecinos son cada vez menos.
  • La pérdida de la seguridad y la autonomía: Cada vez por las razones anteriores dependen más de otras personas, ya sean familiares o profesionales.
  • Por último la pérdida de la intimidad y la libertad: Llevando al límite el apartado anterior el anciano debe ser ingresado y ayudado en sus necesidades más básicas.

Las fases del duelo en los ancianos

En otro artículo de este blog vimos en profundidad cuales son las fases del duelo. Simplificando un poco y más estrictamente en la tercera edad se divide en tres etapas básicas.

La primera etapa algunos ancianos ya la viven antes de la muerte del ser querido propiamente dicha. Esta etapa se caracteriza por un shock debido a la muerte. Cuando una persona ha convivido con alguien durante probablemente más de cincuenta años su desaparición es difícil de digerir. Este momento suele iniciarse en el mismo momento de la desaparición y durante el sepelio,en el tanatorio o funeraria. Cuando las honras fúnebres finalizan pasamos a la segunda parte del proceso.

La segunda etapa es la más larga. En ella las personas mayores pasan por un estado depresivo con diferentes etapas. En este periodo deben ir poco a poco aceptando la pérdida y rehaciendo su vida.

La última etapa es la de la recuperación. Los ancianos en estos momentos miran hacia adelante. Son capaces de iniciar nuevos proyectos, de interesarse de nuevo por la vida y plantearse nuevas metas.

¿Que consecuencias puede tener en los ancianos?

La educación de nuestros mayores se basó en la ocultación de las emociones. Para ellos es lógico interiorizar su dolor y no expresarse. Este hecho cultural dificulta sobremanera la ayuda a estas personas. No sabemos que pasa por su cabeza, en que fase del duelo están.

Lo más habitual es que su primera reacción, ya en frío, sea preguntarse porque siguen vivos. Les asalta un sentimiento de culpa por seguir viviendo. Este sentimiento se agudiza si hablamos de la pérdida de un hijo o incluso de un nieto. En el caso de un nieto el duelo es doble. Por un lado está el duelo por la pérdida del niño en si misma. Pero lo que puede ser peor es el ver a su hijo sufrir sobremanera por la pérdida de su propio hijo.

 

¿Que hacemos para ayudar a los ancianos?

Lo más importante es observar que el anciano va siguiendo una evolución correcta. Debemos estar muy atentos a que no se bloqueen en la segunda etapa del duelo. Esta etapa puede tener un periodo máximo de dos años. A pesar de que como ya mencionamos en el artículo sobre las fases del duelo, cada etapa puede tener diferentes momentos. Es decir podemos pasar momentos de rabia o de tristeza sin orden lógico pero se debe ir hacia la salida poco a poco. Si observamos que el proceso se alarga es mejor acudir a un profesional.

Que debemos evitar cuando tratamos con una persona mayor.

Como ya hemos mencionado anteriormente no los tratemos como niños. Los ancianos son perfectamente capaces de asumir y superar esta situación. Tratémolos como haríamos con cualquier adulto pero con más suavidad.

Debemos acercarnos a él o ella para que se abra. Como dijimos su educación les inculcó la ocultación de sus sentimientos. El dialogar con una persona mayor para ver su evolución es muy importante.

Otra de las consecuencias de la muerte, si es del cónyuge, es la soledad. Si aún vivían juntos y solos el hecho de volver a casa y no encontrar a la pareja puede ser muy duro.

Si se decide el traslado a un centro para la tercera edad hay que ser muy cuidadoso. Está demostrado que la mortalidad en esos casos es muy alta. No dejemos al anciano de lado y tratemos de que el cambio sea lo menos traumático posible.

Debemos tener en cuenta que estas personas en poco tiempo pasan de vivir con su cónyuge en su domicilio a pasar a un sitio que no es su casa, no es su vida y no está su pareja.

Intentemos estar lo más cerca posible de él o ella hasta que establezca nuevas relaciones que le ayuden a rehacer su vida.

Que no debemos hacer

Es habitual sobreproteger al anciano. Se tiende a tratarle como trataríamos a un niño repitiendo la idea de que después de tantos años con una persona no sabrá como reaccionar ante la pérdida de un ser tan querido.

Esta actuación consigue que los mecanismos psicológicos del anciano no se pongan en marcha y frenen su recuperación.

Que es conveniente que hagamos

En el caso de personas muy mayores es posible que la soledad les afecte sobremanera. La red social sobre la que sustentaban su vida ha ido desapareciendo poco  a poco hasta casi desaparecer. Amigos y familiares cercanos de su edad ya no están.

El tratamiento para estas personas además es muy difícil por el hecho de su educación. Tienden, más aún los hombres, a no mostrar sus sentimientos.

Puede ser muy positivo acudir a grupos de apoyo. Poder hablar con otras personas de la misma edad y que hayan sufrido la misma pérdida ayudará a liberar sentimientos.

Tened en cuenta estos parámetros para ayudar a vuestros mayores. Ellos lo agradecerán y vosotros seréis más felices al ver como superan la muerte de un ser querido.

Deja una respuesta